Stefany murió convencida de que luchaba por un país mejor, y eso es mucho más importante que no estar de acuerdo con su método. Su muerte la lamentaron muchos de sus compañeros estudiantes de la Universidad de Antioquia, quienes han homenajeado su vida y sus convicciones, pero es mucho más lo que el país entero debería lamentarse por esta tragedia, pues no se trata simplemente de un problema de jóvenes agitadores que podrían protestar con “métodos más amigables”, sino de ciertos factores que condicionan las violencias en los contextos de protesta social.
En una reciente decisión judicial, un Juzgado de Control de Garantías de Medellín acogió el siguiente argumento que planteamos varios defensores de jóvenes capturados por varios delitos en el contexto de la protesta, frente al cargo de fabricación o porte de explosivos por cuenta de las denominadas “papas bomba”: no se puede afirmar, de manera razonable, que manipular ese tipo de instrumentos artesanales de baja capacidad constituya delito, pues no todo lo que tenga la capacidad química para explotar podría considerarse penalmente un “explosivo”, no solamente porque este delito se refiere a instrumentos que se usan en violencias sofisticadas y de gran capacidad para vulnerar la seguridad pública, sino también porque en contextos de protesta su finalidad no es letal.
Lea acá la columna completa: https://www.puntodevistardb.com/2022/06/en-nombre-de-la-sociedad/
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